- Conocer el papel del trabajajador/a social.
- Reconocer los factores de riesgo que pueden afectar la seguridad, salud y bienestar de las personas en su hogar, como la falta de higiene, barreras arquitectónicas, condiciones inadecuadas de la vivienda o dinámicas familiares conflictivas.
- Aprender a detectar signos de negligencia, maltrato, aislamiento social o deterioro de la salud física o mental de las personas que residen en el domicilio.
- Detectar dificultades en la autogestión de la medicación, la alimentación, el aseo personal, la movilidad, entre otras áreas cruciales para la calidad de vida.
- Conocer las pautas básicas de actuación ante emergencias que puedan presentarse en el hogar, como incendios, fugas de gas, crisis de salud o accidentes domésticos.
- Establecer redes de coordinación con otros servicios sociales, sociosanitarios y recursos comunitarios para garantizar una respuesta integral y efectiva ante las situaciones de riesgo.
- Identificar los recursos disponibles en la comunidad (salud mental, servicios médicos, atención domiciliaria, redes de apoyo) para brindar asistencia adecuada a la persona afectada y su entorno familiar.
- Desarrollar intervenciones orientadas a mejorar la calidad de vida de las personas atendidas, garantizando su seguridad, bienestar y derechos dentro de su entorno domiciliario.
- Fomentar la creación de entornos domiciliarios seguros y saludables, no solo desde una perspectiva física (adaptaciones del hogar), sino también emocional, promoviendo un ambiente de bienestar, apoyo y estabilidad.